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Llega un día en el que hay que botar esos papeles olvidados en un cajón del escritorio; ocupan espacio. Pero algunos se resisten, y con razón. Confidentes silenciosos, conjuraron mil demonios y aliviaron mi entonces espíritu atormentado.

lunes, 1 de septiembre de 2025

A mis amigos de las redes sociales


Amigos, seres humanos y bots que me siguen; gente linda que comenta mis publicaciones con cariño, emojis, reflexiones profundas o simplemente un “👍”; seguidores, curiosos del scroll infinito, queridos algoritmos:

Si alguna vez han publicado algo increíble y yo no he dejado un “like”, un “🩷” o un comentario del tipo “qué lindo”, sepan que no es que no los lea. No es que no los quiera. No es que me haya ido a vivir a una montaña sin WiFi. Mi silencio no es olvido. Es solo que... soy un mimo: alguien que, aunque tiene mucho que decir, lo hace en silencio.

Me encanta ver sus fotos de vacaciones, sus logros, sus gatos haciendo cosas de gatos y hasta lo que cenaron anoche. ¡En serio! Pero mi estilo de interacción es como el de un fantasma amigable: veo todo, pero no dejo rastro.

Así que, si no respondo a sus comentarios, no es por falta de cariño; es por exceso de estilo misterioso.

No se preocupen; los leo, los aprecio, los guardo en mi corazón digital.

Así que, si publico algo y ustedes sí me dejan un comentario (¡héroes sin capa!), sepan que, desde mi lado de la pantalla, les estoy mandando una sonrisa y energía positiva…

Gracias por estar ahí, por comentar, por reaccionar, por existir. Yo los observo desde las sombras del algoritmo.

Con cariño (pero en silencio),

Juan