Ayer me puse a mirar hacia el pasado
y te encontré en mis recuerdos,
y sentí, no sé,
¡qué extraña ausencia de sentimientos!
Acudí a tu esquina,
al parque, al café,
a la taquilla del cine aquél,
y solo encontré que te olvidé.
A pesar del dolor de la partida
y del propósito perenne,
llegó solo el día
en que me olvidé de quererte.
Pero no, no, no,
no me lo propuse.
No, no,
no me lo propuse.
¡Qué extraño no quererte!
Y qué manera de enterarme:
el amor
¡también se muere!
* Con registro en INDECOPI
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